¿Estás preparada para desvestirte?

Yo sí. Creo que ya estoy lista. Creo que llegó el momento de hacerlo y ese es el por qué de estas líneas. Hace tiempo que tengo ganas de escribir sobre algunas situaciones e historias que componen el bagaje de mi vida, contarlas con humor, con ironía, haciendo que aquello que alguna vez me pasó y quizás no haya sido un momento feliz, hoy sea un recuerdo del cual puedo rescatar lo bueno y transformar lo menos bueno en anécdota. Y por qué no, hasta quizás me sirva para aprender a no repetirme. No es fácil: uno tiende a hacerlo, por más que lo evite. Muta en las acciones, pero al final es como que siempre se llega al mismo resultado. El ser humano parece ser el único que tropieza dos veces con la misma piedra, aunque camine por la vereda de enfrente.

Lo cierto es que las ganas de contar estas historias fueron originadas por una historia en particular, que es la misma historia por la cual este espacio se llama “Si te desvisto no me acuerdo”. Ya llegará el momento de contarla. Quizás sea la historia más breve de todas, pero siempre que la cuento en reuniones con amigos resulta tan graciosa, que vale la pena dedicarle tiempo a desarrollarla desde el inicio.

Desde este instante quiero que sepas que no soy breve para escribir y mucho menos cuando de contar historias se trata. Entro en detalles. Me gusta hacerlo. Me gusta que la gente que lee mis historias tenga casi la posibilidad de vivirlas como las he vivido yo. Me gusta acotar reflexiones del “hoy” en medio de historias del pasado. Es por eso que, dependiendo de la inspiración y la fluidez del momento en que escriba cada historia, probablemente las vaya contando en capítulos, así no estoy tres días enteros escribiendo y tampoco se te hace denso leer y leer y leer, si es que no decidís dejar de leerlas antes del segundo párrafo.

Las historias son reales, con algunos matices, pero reales. Dudé mucho en exponerme tanto contando cosas tan íntimas y personales. Hoy decidí hacerlo, obviamente sin dar nombres reales. Mañana, quizás cambio de idea.

Por si acaso llegaste por curiosidad hasta acá, estás leyendo esto y sos mi hermano mayor (sabiendo que nunca te contaría ni la mitad de lo que voy a contar acá) lamento decirte que quizás no te agrade lo que vas a leer, no obstante lo cual creo que es un buen momento para que sepas que si bien en pocas ocasiones te dí el gusto de que te enteres y/o conozcas a alguno de los masculinos que transitaron por mi vida, no soy lesbiana y tampoco llegué virgen a los 34 años. Como bien dice la canción: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.

Aquí no vas a leer textos con calidad de redacción, ni palabras difíciles. Soy bastante simple para casi todo (menos para pensar) y más que nada para escribir. Seguramente tampoco vas a leer historias únicas e inéditas, sino todo lo contrario. Vas a leer historias similares a algunas que viviste o que te contaron. La diferencia quizás sea que las historias vividas por personas distintas, hace que las historias sean distintas.

Espero que te animes a desvestirte… a contarme tu historia, a darme tu opinión, a decirme si te gustó, si te aburrió, si te pasó…

Dale, desvestite..!!! Prometo no acordarme. Aunque ya ves, es más un deseo que una realidad…

Bienvenida/o!
NatpuntoG.